TE PERMITI LEER MIS MEMORIAS

Publicado en por FERNANDO GALLARETO

Te permití leer mis memorias privadas

Y puse en tus manos las llaves de los buzones

Que anidan mis cartas no enviadas

En tus labios dejé el sabor de uno de los cafés

Que  mal trago  a diario

En tu corazón puse una pausa donde vaciar alegrías

Y me aventuré a tiznarme de fúnebrero

Olvidando disputas de callejones de una sola mano

Leal solo a los silencios gratos

A tu pelo lo regué con hebras serviciales

Para enredarte en la telaraña tiesa de mi soledad

A tu rostro le devolví sonrisas cotidianas

Para desnudar las voces roncas de tus entrañas

A tu cuerpo pubertades graciosas

Para perder horas en finos hábitos domésticos

A tus temores futuros inciertos

Les ayude a confirmar el duelo

A camuflar ruidosamente cada lagrima de despedida

Con los sudores de regocijos autoinflijidos

A correr hasta tropezar con el equilibrio

Para verte encender la chispa de la felicidad

Aunque me dolieras como lenguas de fuego sobre la piel

Que lo nuestro no fuera una extensa estadía a dúo

Y poder querernos sin darnos por enterados

Sin amores a liberar o repartir

Sin votos por temporales jerarquías

Se que algún día tus ojos desorbitados

Adivinaran mis huesos mortales y monótonos

Que mis manos fragmentadas en ligeros dedos

Apenas si se atreverán a un estoico saludo

Y del puente que aferró a nuestras bocas

Para el transito de mis famosas últimas palabras

Solo hallaré la majestuosidad del abismo

Me quedara en el debe un viaje por mí adentro

Rescatarte de la cofradía de los llantos

Los ecos más lejanos de tu primera risa

Dejarte al descubierto del marco de mis pisadas

La consigna infinita del errante

Y hacerte saber que para la fina estridencia

De tus cenicientas canciones

Solo tuve la torpe algarabía de mis oídos

Mas tarde que temprano al sol lo devorara el ocaso

Y no me acompañaran las fuerzas para aguardar

Tus nueve lunas contempladas desde el palco

Nos quedará como torpe legado a descifrar

Un agujero rebosante de intemporalidad

Décadas de orígenes envueltas en memorias de vidas

Y unos ojos urgentes contemplando horrorizados

La ausencia de aire en mis pulmones holgados

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